Desde hacía tiempo me recortaba el cabello en la peluquería de El Nacional de la Núñez de Cáceres, pero como me mudé y cambié de empleo, me quedaba demasiado lejos ir hasta allá. Además subieron la pelada como si la tijera se moviera con petróleo de Texas y las navajas afeitadoras fueran compradas en Euros.
El caso es que un día andaba yo con una moruza de casi dos meses, indeciso de a quién confiarle mi corte. Estaba por la Sánchez y de repente miré a la derecha y como aparecido por arte de magia vi un pequeño local con dos sillas de peluquero. Fiel a mis corazonadas me estacioné y entré al sitio. Es un cuartito diminuto donde apenas cabían las sillas, un radio con salsa eterna de la buena y una neverita donde reposaban las frías del día.

Lo lindo del caso es que vine a saber que se llamaba Ennys como a los seis meses. Yo siempre le he dicho "El Montro", y así me ahorraba el lío.
¡Helo aquí en plena faena! Montro, tas en Interné!
1 comentario:
Felicidades pal montro! ya es famoso!
Yo tambien tengo un barbero y se llama Elvis, pero el lo que hace es arreglarme las cejas nadie lo hace tan bien como el que viajo desde los quintos infiernos del Bronx hasta Manhatan. Tambien a el le confio el corte de pelo de mi sobrinito.
Darío no te estaba conociendo en la foto. LoL
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