29 abril, 2006

Una infancia muy influenciada

La televisión y el cine siempre han sido mal vistos por ser medios que ejercen una grandísima influencia en las personas. Se cuenta que en los inicios de ambos medios, hasta la usaban como canal de publicidad subliminal. Y el adoctrinamiento audiovisual es algo que no ha cesado hoy día, y aún nos llegan las campanas gringas de que todo está bien porque así lo dice CNN.

Pero antes, las cosas eran más calmadas, más lentas. No había televisión por cable, los canales locales cerraban a las 10 de la noche y abrían como a las 10 de la mañana. Recuerdo que la triste vida de vampiro enamorado de Barnabás Collins era lo último que se veía en la TV antes de que el Himno Nacional diera paso al aguacero de estática o a las aburridas barras de colores.

Sin embargo, los niños de los años setenta sí éramos más influenciables. Hoy día, cualquier carajito ve en una sola película más efectos especiales, más magias y acrobacias que las que yo veía en todo un año. Basta ver en paralelo The Spy Who Loved Me (mi favorita de la serie James Bond) y luego ver Die Another Day para darse cuenta de las diferencias. Y aunque George Lucas siempre ha sido un mago, hay un abismo de 30 años de efectos especiales entre Star Wars y Phantom Menace.

A los niños de hoy día no les asombra ver a Harry Potter volando. Pero quienes vimos a Mary Poppins elevarse con su sombrilla, quedamos sencillamente asombrados.

Antes, creo yo, éramos muy influenciables. Algo que veíamos en la TV, lo considerábamos real. Debido a esa reconocida y nunca antes confesada capacidad de creerme las cosas, yo mismo no me burlaría de todos los estadounidenses que creyeron realmente que éramos invadidos por extraterrestres que marchaban al compás de la maravillosa voz e ingenio de Orson Wells, hace como sesenta años.

Hoy día, es difícil asombrar a nadie. Ya la magia no es tan fácil de conseguir. O por lo menos, las bocas abiertas y las mentes torcidas al procurar comprender cómo diablos podía volar Supermán. Hoy todo es fácil: Efectos de computadora.

No sé si alegrarme o entristecerme, pero realmente me provoca una poco importante preocupación el ver que estamos criando una generación que tendrá dificultades para asombrarse, y que tendrá que hacer grandes esfuerzos para sorprenderse de alguna cosa. Ah bueno, pero ese no es el tema que quería compartir.

Mientras leía mensajes de mis amigos, surgió el tema de las películas viejas. Ayer vi por primera vez 2001: A Space Odyssey, y comentaba que ahora entendía por qué esa película fue como The Matrix en 1968. Y aunque no diré que me gustó o que entendí plenamente esa cinta, reconozco que fue revolucionaria y audaz. Y me imagino cuánta gente fue influenciada por ella.

Como yo con Supermán. 1978 fue un año casi tan aburrido como 1977 y 1979. Sólo recuerdo que Balaguer lanzaba papeletas coloradas desde avionetas, las cuales se cambiarían por dinero si ganaba el torneo que ese año ganó Antonio Guzmán. Pero recuerdo que Supermán se estrenó aquí ese año (o a principios de 1979), y que fue la segunda vez que algo cinematográfico me produjo fiebre (un año antes, ya George Lucas había obligado a mi madre a disfrazar mi habitación con X-Wings, figuras de Darth Vader y Luke Skywalker con lightsabers de colores).

El efecto Supermán me hizo mirar al cielo, a las nubes. El hombre que puede volar. Sí, ombe, nada que ver con pajarerías ni deseos suprimidos de ser un Jaris Ramírez... No, la idea de volar y poder ver las cosas desde arriba, fue lo que me hizo corretear por los pasillos de mi casa con una toalla (de Supermán, por supuesto) y creerme indestructible. Esa falsa seguridad, ese deseo de demostrar que había encontrado el nirvana del ser humano, fue también el que me hizo trepar a la azotea de mi casa con mi infalible toalla roji-azul y una sábana con el Hombre de Acero, para probar mis poderes. Y sí, ni modo... descubrí que no puedo usar sábanas como paracaídas, aunque esté Supermán en ellas. Y de la pela ni Jor-El me iba a librar.

Y así jamás llegué a pensar que el Chapulín Colorado fuera fármaco-dependiente, pero lo veía cuando se tragaba unas pastillas blancas diminutas, que sacaba de un frasco también diminuto, y que al siguiente segundo, el mismo Chapulín se volvía diminuto, del tamaño de un ratón (vaya, eso no es tan meritorio considerando que Roberto Gómez Bolaños no era muy alto). Y me veían por todas partes con un frasco de Mejoral, simulando que eran pastillas de Chiquitolina, las cuales ingería como si fueran mentas de guardia. Nunca pude empequeñecerme (creo que de hecho las pastillas surtieron efecto contrario). Por suerte que no se me ocurrió robarme un frasco de pastillas de alcanfor o de matar cucarachas. Y sí, cuando mi madre se dio cuenta, me dio con el mismo Chipote Chillón que me compró cuando el Chapulín vino al Palacio de los Deportes. Pero sí me dolió.

Pero aún no era suficiente. Aún era demasiado crédulo e influenciable. Por eso, cuando un compañero del colegio, dos años mayor que yo, se volvió adicto a joderme, yo me refugiaba en algún rincón. Como carecía de amigos en el colegio (no fui muy sociable en esos años) todo lo que me quedaba era mi poder de enojarme mucho. Un día Renato me acorraló con algunos de sus amigos y yo con doce años y más imaginación que fuerza física, sólo atiné a apretar mis puños fortísimamente y cerrar mis ojos con toda la fuerza que pude reunir, al punto que veía las venas dibujarse y latir proyectadas en mis cerrados párpados. Pero no funcionó. No me transformé en Hulk, a pesar de que estaba muy enojado. No crecí, no me volví un gigante verde, no destrocé nunca mi t-shirt del San Judas Tadeo, así que al final, Renato y sus amigos sólo vieron en mí un chamaquito tan pendejo que apenas cerraba los ojos como si se estuviera cagando de miedo. Y no era así, no era miedo, sino que tenía que incojonarme mucho para pasar de David Banner a Hulk. Lamentablemente no tomé en cuenta el detalle de los rayos Gamma.

Y con todo, yo seguí creyendo. No sé cuántas personas recordarán haber visto a este flaco casi anoréxico andando por todas partes con un palo de escoba rojo, en cuyos extramos había colocado pedazos de tubo PVC blanco. Y como había aprendido uno o dos movimientos de los que hacía Monkey Magic, el protector de Tripitaka Buda, pues me sabía invencible y me daba pena cualquier persona que quisiera meterse conmigo. Hasta un día en que un carajo me desafió. No sé quién finalmente ganó la pelea, pero recuerdo en cámara lenta que haciendo un grito mezcla de David Carradine y Monkey, le rompí el palo de escoba... perdón, le rompí la estaca mágica en un costado a mi contrincante.

Caray... ¡la verdad es que uno se creía cada pendejada!

27 abril, 2006

¡A tu cuarto!

Quiero invitarlos a que lean este "ensayo sobre las relaciones madre-hijo" que escribió mi siempre magistral amiga Julissa Contín (Jewels Blue) y que compartió con mi grupo de los BBSianos hace un par de días. Adoro la capacidad descriptiva y narrativa de Jewels, y estoy hace tiempo animándola a que se una a la fiebre del "blogueo". Después de todo, Resistance is futile.

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Domingo 23 de abril, 2006
¡A tu cuarto!

Durante el almuerzo de hoy, Gabriel, como es costumbre, estaba buscando una forma de entretenerse mientras hacía el aparte diario para almorzar. Matt terminó primero que nuestro hijo y yo, se sentó más cerca del niño para darle la comida, en lo que él jugaba con el pie haciendo rodar el carro estacionado al lado de su silla, o con la mano simulando una araña, o, las menos de las veces, con su cuchara, comiendo.

Ya yo había terminado, cuando, conversando sobre una de mis películas favoritas de todos los tiempos, gesticulé de tal modo que volqué mi vaso de jugo sobre la mesa y su contenido rodó hacia el piso, encontrándose primero con la pierna derecha de Gabriel y el asiento de su vehículo, antes de regarse por el suelo.

Yo, muy apenada, empiezo a detener el derrame para que no le caiga más jugo al niño, y procedo a secarle su pie descalzo del jugo que, chorreando por su pierna, ya se acumulaba entre sus deditos. Mientras le repetía cuánto lo lamentaba y le decía que me disculpara, él no cesaba de preguntarme entre asombro y disgusto "Mira eso, Mami, ¿qué hiciste, Mami?".

Matt buscó un paño para secar el piso y trajo otro para que yo acabara de secar la mesa, (el yeso que tengo en la pierna me previene de caminar sobre cualquier superficie dudosa), cuando inesperadamente, Gabriel, como el que de repente recuerda algo por mucho tiempo olvidado, frunce su breve ceño al tiempo que esboza una media sonrisa, y clavándome una mirada en la que retozan una chispa de genialidad y un brillo malicioso, toma aliento de profundo triunfo el pequeño diablillo y me dice con voz firme: "¡Mami, a tu cuarto!".

Mi cara de pena fue suplantada por una de incredulidad, cuyos vestigios fueron rápidamente erosionados por una expresión de franco estupor: A pesar de mi lluvia de excusas, me habían mandado a mi cuarto, y no encontraba forma de gestionar el levantamiento del castigo, explicándole cómo el asunto iba al revés...Después de todo, él es el hijo...

-Pero, pero, no lo hice a propósito -balbuceo...
-¡A tu cuarto! -Me responde. Su decisión es inapelable, y la cuchara que sacude delante de mí señalándome el camino, se ve seriamente amenazadora.

Como por un resorte me pongo de pie, sin encontrar quórum para apelar mi sentencia, puesto que Matt, parado detrás de él, procuraba sostén del quicio de la puerta más próxima, para que la risa (medio contenida, para que el niño no se sintiera apoyado) no le llevara de bruces al piso. Me surca la pregunta por el pensamiento de cómo era que iba lo del "equipo" que formaban las parejas.

Yo aún reacciono aturdida, como el que ha recibido un culatazo en plena cara, pero voy caminando a cojas a cumplir mi condena, y me escondo en el pasillo que lleva a las habitaciones, porque claro, me niego a irme "a mi cuarto", aunque entiendo su motivación de creer que me corresponde destierro. A él lo han castigado por razones similares, claro, no por el accidente en sí, sino por el espíritu con el que se cometió el hecho.

Eso se lo explicaría más tarde.

Disimulada por la pared, trato de establecer contacto verbal con el otro adulto, al menos en edad, que comparte conmigo la educación de este pícaro, sólo para ser interrumpida por una reiteración quizás aún más potente que las anteriores "¡Mami, a tu cuarto!", en la misma voz infantil.

Ya llegó muy lejos. Creo que ya entendí el mensaje, pienso. Vuelvo a retomar mi posición de educadora y guía del pequeño militar. Salgo de mi escondite y ahora me mira desafiante, quizás porque sabe que no va a lograr más nada que esa efímera desaparición mía de su escena victoriosa, pero dispuesto a seguir intentándolo: "Mira jugo en el piso, Mami ¡A tu cuarto!". Ya Matt parecía haber recobrado parte de su cordura (hay una parte que posiblemente nunca sepamos dónde está), y le dice a Gabriel que ya basta del acto.

Sí, soy la madre, admito cualquier error, pero aún equivocada no dejo de ser la madre. Vuelvo a sentarme junto a mi hijo, que todavía persiste en reclamarme mi torpeza, mirándome con seriedad y una pizca de aparente enojo, sin poder simular su disfrute de lo cómico que le resulta todo el asunto.

Aprendió rápido el rol del rectificador.

Todos de nuevo en nuestros papeles cotidianos, le explico que lo sucedido fue un accidente, en nada parecido a cuando una persona no quiere observar ciertas reglas de conducta y que, atendiendo a un ánimo rebelde, recurre a acciones calculadas de desobediencia, lo cual sí amerita castigo. Por ende, en este caso, una disculpa debía ser suficiente.

Él lo entiende así, de hecho SIEMPRE lo entendió así, pero parece que en el momento mágico de poder, no resistió la oportunidad de disciplinar a la distraída de su madre.

Decidió, entonces reducir mi multa a simplemente terminar de limpiar su vehículo mojado, mientras él procedía a señalar con irritante precisión cada uno de los lugares en los que el jugo derramado había dejado rastro.

Me inspira a la reflexión. Después de todo, yo soy su ejemplo, su objeto de observación constante, y fui yo quien le enseñó en qué momento y de qué forma se debe aplicar una sanción.

Los niños son tan simples, tan ocupados en el blanco y el negro, tan carentes de todo gris y ángulos difusos, que por lo general son exactos en sus juicios. Por eso me parece que cuando los niños aprenden algo, lo aprenden plenamente y sus conceptos son tan limpiamente definidos, que vale la pena escucharlos cuando hacen un análisis de algo que les apura su entendimiento, y por eso es tan enorme la responsabilidad de los padres de orientar esos conceptos que se van formando en los hijos, de modo que, mostrándole los tonos grises de las interacciones humanas, logren integrar a sus observaciones sobre su entorno, el discernimiento y la compasión.

¿Por qué había él de perdonar el error? Fue un derrame desastroso que provocó mi descuido, y conllevaba castigo. Ese debió ser su razonamiento.

Le tomó unos segundos arribar, pero finalmente fue de la conclusión de que si a él le pasaba eso y era reprendido, entonces a cualquiera que le pasara debía ser reducible a los mismos cargos y subsiguiente condena.

Después de todo, él se comió toda su comida, sin derramar nada. Para variar, él estaba libre de toda culpa.

Sin saberlo, él me mostró lo que ha estado aprendiendo, cómo han ido madurando sus reflexiones, y al mismo tiempo me dio una oportunidad de oro para "ajustar" un poco sus ideas, ayudándole a comprender un poco más la diferencia entre las ocasiones en las que se le había enviado a su cuarto a meditar sobre alguna fechoría cometida, y las veces en las que sólo se le aconsejaba o se le aceptaba una disculpa.

Sólo se aprende con la reiteración, y si la enseñanza de la acción materna o paterna tomada con el niño en determinado momento, no sobrevive la luz de un nuevo amanecer, entonces hay que esperar la oportunidad de reforzarla. Esta fue esa oportunidad.

Siento que, pasado el momento, obtuve el perdón de Gabriel por el accidente del cuál fueron él y su coche, agraviados.

Al final, su sentido del humor, que percibo muy agudo para sus tres otoños, le ganó la oportunidad de escarmentar a su madre, y ahora, restablecido el orden de este pequeño universo familiar, no me cabe duda que mucho tiempo después aún nos estaremos riendo de lo ocurrido, saboreando las lecciones que a veces se ocultan bajo el manto misterioso del ingenio.

Julissa Contín ©2006

26 abril, 2006

Entrevista con el Taxista

Excelente cortometraje. :)

23 abril, 2006

Treinta y cuatro

Treinta y cuatro.

Hace treinta y cuatro puñaladas que te fuiste a habitar un silencio injusto y frío. Un silencio angosto, un silencio inocente. Un silencio muy estruendoso.

Hace treinta y cuatro puñaladas en la espalda de la infancia dominicana que te instalaste en el nicho de los miles que desde sus altares claman justicia.

Hace ya treinta y cuatro puñaladas. Y al acercarse el 3 de mayo, nuevamente puedo revivir la angustia que me arropaba allá en 1996 cuando por todas partes me perseguían tus ojos de niño rico pero niño a fin de cuentas, que ya sin poder volver, pedían volver a tu casa a jugar Nintendo.

Hace ya treinta y cuatro. Cada una mortal por necesidad, pero abundantes en tu cuerpo como si caricias fueran y te hicieran falta. Como si te faltara amor en casa, o necesitaras una atención especial, almas desalmadas se ocuparon de ti. Treinta y cuatro veces. Treinta y cuatro veces te mataron. Y me mataron. Treinta y cuatro. ¡Coño, treinta y cuatro hasta en naranjas es mucho!

¿Por qué? Hace treinta y cuatro puñaladas que me pregunto lo mismo. Y el tiempo no camina. El calendario miente cruelmente y me dice que pasaron ya diez años desde las treinta y cuatro. Y no es cierto. No es cierto eso. No lo es.

Cada una de las treinta y cuatro hacía que la anterior pasara de ser inverosímil a ser sólo una puñalada más. A nadie parece molestarle que tu cuerpo recibiera 10, 15, 30 puñaladas. No, porque recibió treinta y cuatro. Y con una bastaba. Por eso, cada una de ellas hace que la anterior agradezca el favor de no ser la última. Sí... como una macabra cofradía las treinta y cuatro ocultan entre ellas cuál fue la que finalmente cerró tus ojos en este mundo para abrirlos como una herida eterna en mi alma. Y en el alma de tanta gente que no podía creer lo ocurrido.

¡Treinta y cuatro, maldita sea! Hace tanto tiempo que mi corazón se secó de albergar la esperanza de ver a esas otras personas que debieron comparecer ante la justicia de los hombres para ejercer un castigo que quizás ni siquiera Dios desearía imponer.

Aún recuerdo aquella jornada, el 14 de agosto de 1996, cuando junto a otros cientos de indignados me expresé vehementemente buscando, quizás en un arranque de frustración, mendigar un poco de justicia de Dios y hacer que la Maldita Perra Argentina pasara un mal rato. Y me queda la pendeja satisfacción de haber logrado entorpecer su bacanal con mis gritos contra los cristales del Hotel Santo Domingo, y haber presenciado cómo una destacada ciudadana argentina lograba golpear a la Perra con un cartel cuando ella salía --huía-- del Hotel.

Pero en el fondo, eso es todo lo que tengo. Y cuando pienso que hoy tendrías 22 años, que estarías terminando la Universidad, que quizás tendrías novia (y seguramente habrías conocido ya la sinfonía de cuerpos que cantan al amor), cuando pienso que probablemente ya tendrías un empleo o hasta un negocio propio (porque tus padres seguramente te habrían dado ese empujón que tanto ayuda), a mí me falta el ánimo.

Pronto llegará el 3 de mayo. Algunos lo recordarán. Seguramente habrá misas y oraciones. Quizás hasta algunos volvamos a reunirnos en algún lugar, a mirar tus ojos de niño rico, pero niño al fin y al cabo, y rogarle a Dios que jamás otros ojos se apaguen a la vida de la manera en que los tuyos se cerraron.

La gente muere a cada instante. Mueren viejos y niños, muchos de manera natural, otros trágicamente. Unos pocos, violentamente. No es que tu muerte sea la primera. Y tristemente tampoco la última. Pero duele por lo atípica, por lo extraña. Pocas personas recuerdan que poco después de tu crimen también asesinaron a un niño luego de un ritual sospechosamente satánico. Nadie parece recordar a Genis Samboy Pérez. Y quizás muchos no te recuerden a ti tampoco. Así de infieles somos.

José Rafael, parece una tontería que te escriba, pero me da la gana de hacerlo. De sentirte cerca, como si fueras familia mía. Amigo mío. Hermano mío. Sí, porque no puedo leer sobre ti como un nombre más, como si fueras un niño olvidado de alguna pradera en Siberia, que por lejos duele menos que nada. No, yo me niego a tratarte como un pretérito silente. Me gusta escucharte, aunque no te oiga; y verte aunque nunca te haya mirado. Quisiera hablarte, pero sé que no me escucharías, porque sé que quizás estás aún ocupado. Esperando la respuesta que no llega.

La respuesta a esa pregunta que se dibuja como mueca en tu espalda cercenada.

¿Por qué?

22 abril, 2006

Self-Portrait

Esta es una foto chistosa que tomé mientras experimentaba un poco con mi cámara.

Estaba esperando a alguien en la avenida Ortega y Gasset, frente al edificio de Induca, que tiene su exterior hecho de cristal reflectivo como espejos. Al notar que mi espera se prolongaba más de lo pensado, saqué mi cámara y me puse a tomar fotos casuales. Entonces vi esta niña a través del reflejo (ella y su madre esperaban un autobús, la madre es la que sale también en la foto).

¡La niña era tan graciosa! Nunca volteé para mirarla pero la estaba "espiando" a través de mi lente y el espejo. Así que al rato ella se puso a jugar conmigo, y aparentemente sabía bien que estaba tomando fotos porque se dedicó a ponerme cachitos :)

La nitidez y la distorsión de colores es algo ruda, no pude mejorarla mucho. Con frecuencia los espejos no son elementos demasiado fieles para capturar imágenes.

20 abril, 2006

Volando sueños

Luisito cree en soñar. Tiene siete años en sus huesos, aunque apenas tres en su estómago, pero aún así cree en los sueños. Él cree que en los años porvenir se convertirá en profesional, quizás un técnico en computadoras o un comediante. Cree en Dios, por supuesto, y conoce a Jesús. Él sabe que Jesús era tan pobre como él, o quizás más porque "Jesús no tenía televisión".

Luego de los días feriados de la Semana Santa Católica, aún Luisito disfruta unas cortas vacaciones de su escuela. Está en primer grado pero aún no sabe leer o escribir. Pero él cree en sus sueños. Y por eso, cree en su chichigua. Y sabe que eventualmente la chichigua volará tan lejos como le permita su hilo. Construyó su chichigua con tres débiles pendones y una bolsa plástica de colmado. Utilizó otras fundas y un pedazo de tela para hacer la cola, y empató varios pedazos de hilo para hacer su cordel.

Y su chichigua vuela con más esperanza que viento, creando una metáfora de su corta vida y su futuro incierto.

Tomé esta fotografía en una calle de las Palmas de Herrera, en Santo Domingo.

Ejercicios para el cerebro

Esto me llegó por correo electrónico (gracias Natacha). Me pareció muy interesante, y pretendo poner en práctica algunos de estos consejos.

Algunos ejemplos de ejercicios que expanden substancialmente las dendritas (ramas de las neuronas que, a través de la sinapsis, reciben y procesan la información de otras células nerviosas) son:

1. Bañarse con los ojos cerrados.
Sólo con el tacto, localiza las llaves de agua, ajusta la temperatura del agua, busca el jabón, o el shampoo... Verás cómo tus manos notarán texturas que nunca antes habías percibido.

2. Usar la mano no dominante.
Come, escribe, abre la pasta dentífrica, lávate los dientes, abre el cajón con la mano que más trabajo te cueste usar. Péinate, báñate píntate, aféitate lava los dientes con tu mano no dominante.

3. Lee en voz alta.
Se activan distintos circuitos que los que usas para leer en silencio.

4. Cambia tus rutas.
Toma diferentes rutas para ir al trabajo, a tu casa.

5. Cambia tus rutinas.
Haz cosas diferentes. Fuérzate a salir, conocer y charlar con personas de diferentes edades, trabajos e ideologías. Experimenta lo inesperado. Usa las escaleras en lugar del ascensor. Sal al campo, camínalo, huélelo (yo espero que camines lejos de una pocilga, eso sí).

6. Cambia las cosas de lugar.
Al saber dónde está todo, el cerebro ya construyó un mapa. Por ejemplo, cambia el lugar del pote de la basura; verás la cantidad de veces que tirarás el papel al viejo lugar.

7. Aprende algo nuevo.
Cualquier cosa puede servir, aprende fotografía, cocina, yoga, estudia un nuevo idioma. Si te gusta, arma rompecabezas, tápate un ojo para que pierdas la percepción de la profundidad, por lo que el cerebro tendrá que confiar en otras vías.

8. Identifica las monedas.
Pon en tu coche una taza con varias monedas diferentes y tenlas a la mano para que, mientras estás esperando en el semáforo, con los dedos trates de identificar la denominación de cada una.

9.- Cambia el mouse de la computadora al lado contrario de donde lo usas comúnmente.
Al principio harás un montón de errores, pero el cerebro se activará fuertemente para compensar lo erróneo para lo correcto.

¿Por qué no abrir la mente y probar estos ejercicios tan sencillos que, de acuerdo a los estudios de Neurobiología del Duke University Medical Center, amplían nuestra memoria?

Y si tenemos suerte y funcionan, nunca más volveremos a preguntarnos: ¿Dónde dejé las llaves? ó ¿Dónde dejé los lentes?

¿Interesante verdad?

Los cheleros

"Jamón Caserío, cientocuarentinueve con noventicinco la libra, Huevos frescos cuarentidós con noventicinco el paquete de doce, Jengibre fresco nueve noventicinco el paquete, Queso crema Michel, ciento quince con noventicinco la libra, Galletas de Soda Hatuey, sesentidós noventicinto..."

¿Acaso los marvaos dueños de supermercados no se han dado cuenta de que ya no hay monedas de 5 centavos? Es difícil hasta encontrar de 5 pesos, y estos zánganos chupasangre continúan pretendiendo hacer que sus precios se vean "baratos" bajándoles cinco miserables cheles ¡que como quiera no te los devuelven! No jodan, ombe, vamos a ser más serios, ¡partía de cheleros!

El supermercado que ponga los precios redondos, se ganará mi simpatía de una vez.

Ahhhhh, y eeeeeeeeeeeso, que hay tiendas que todavía son más miserables, anunciando que tal porquería cuesta 99.99... ¡QUE ATRASO!

Cuerdas de colores

Me asombré por el colorido. Me asombré por la sencillez. Me asombré al ver que el dependiente era un muchacho de unos 12 años. Me asombré de todo. Y de nada a la vez.

Somos un pueblo de color y formas, y aún así no nos damos cuenta de que con frecuencia hacemos un carnaval hasta con los utensilios diarios de ganarnos la vida.

Estas cuerdas cuelgan como jamones de nylon colorido mientras esperan el desenlace de su destino, que podría ser tan humilde como ser parte de la yunta de una carreta de naranjas, tan urgente como ser la esperanza de la que se sostenga un náufrago en un río, tan ingeniosa como ser un columpio de niño pobre, tan peligrosa como servir de remolque de un auto a otro. ¿Quién sabe? En realidad jamás podemos imaginarnos el destino de nada, pues ni aún el nuestro propio y personal, amague asiduo de nuestros esfuerzos, venerable liebre escurridiza, aún nuestro destino nos es incierto.

Pero mientras tanto, ellas cuelgan allí, mientras el niño-empresario hace alguna cuenta o revisa el cuaderno del fiao y a sus espaldas quedan como Cristos clavados en la pared, un ejército de jierros que tampoco saben cuál será su destino final.

Pero por un segundo, todos se conjugaron para ser una cosa en común: Mi fotografía.

19 abril, 2006

Ramón


De seguro que esta NO es la mejor fotografía que he tomado, pero tiene su historia.

El hombre en la silla de ruedas se llama Ramón. Perdió su pierna izquierda debido al avance de su diabetes hace algunos años. Me dijeron que tiene casi 75 años. Es muy pobre y vive en una casita del lado marginal de La Agustina (en la Lope de Vega casi esquina Pedro Livio Cedeño). A su silla de ruedas le falta la goma izquierda y la usa rodando en el aro. Sin embargo, a pesar de su condición, este hombre saca tiempo para darle una vuelta a su manzana dos o tres veces a la semana tan solo para hacer algo de ejercicio.

Lo vi pasar y manejé hasta colocarme frente a él para tomarle la foto, la cual realicé en el modo automático de la cámara (y como estaba nublado, el cielo salió totalmente blanco, lo cual corregí con la ayuda de Pedro Genaro que me dio un tip de Photoshop que no conocía por ñame). No tuve tiempo para un segundo disparo porque Ramón estaba en la bajadita y llegó rodando rápido. Cuando pasó por mi lado me dijo brevemente "ten cuidado por aquí, muchos ladrones". Y desapareció en la siguiente esquina. Los que estaban cerca de mí en ese momento me contaron sobre su condición y su rutina.

17 abril, 2006

Punta Manguera Beach Resort

La Semana Santa ha terminado, y con ella el período más esperado por los dominicanos que se lanzan como una abrumadora manada sobre las playas, ríos y montañas a disfrutar unos días de descanso y jolgorio lejos de la ciudad, de sus obligaciones, de su azarosa rutina. Sin embargo, no todos nos vamos. Un reducto de habitantes queda a cargo de la abandonada ciudad y la disfruta a cabalidad. Los que no nos vamos nos negamos a vacacionar --al menos, a vacacionar con el molote-- y preferimos la apacible tranquilidad de una zona urbana casi desierta, sin tapones, sin bocinazos, sin filas ni atropellos. Es como la ciudad que siempre hemos querido.

Pero quedarse en la ciudad no es sinónimo de aburrirse, mucho menos si el día es caluroso y hay una manguera cerca. Aquí tenemos a John, a quien su madre encargó llenar los recipientes para llenar una piscina pero que encontró más inmediato y divertido ducharse solo con la maravillosa bendición del agua fresca. Luego John se juntaría con unos amiguitos con poca ropa y menos vergüenza y se diviertirían en su piscina inflable con más alegría y sincera dicha que muchos riquitos. ¡Ah, la simple belleza de la infancia! Más fotografías de John y sus amigos en Villa Consuelo en este LINK

16 abril, 2006

La Fórmula de la Felicidad

Hace algún tiempo dos investigadores ingleses anunciaron que habían llegado a obtener la "fórmula de la felicidad", y aunque dicha fórmula no es la panacea para la consecusión de ese estado de nirvana existencial al que todos aspiramos, sí sirve (según ellos) para cuantificar cuán felices somos en un momento dado. Me pareció interesante el planteamiento de los investigadores (Carol Rothwell y Pete Cohen), más que nada como punto de partida para realizar nuestras propias experiencias auto-evaluativas.

Según Rothwell y Cohen, el estado de felicidad se puede medir aplicando la fórmula:

P+5E+3A

En donde P tiene que ver con los aspectos Personales (tales como la capacidad de adaptarse al cambio, la proyección de vida, la satisfacción con la vocación elegida, etc); E se refiere a temas Existenciales (la salud, las finanzas, la amistad, el amor) y A enfoca las actitudes Autodependientes (autoestima, expectativas, sentido del humor). "Okey, suena bonito, pero desembóllame el tema mejor".

¿Cómo calcular los valores de P, E y A?

Lo primordial es ser honestos y evaluarnos a la luz de nuestras más íntimas convicciones. Luego, debemos contestarnos algunas preguntas en escala del 1 al 10, donde 1 es lo pésimo y 10 es lo óptimo.

Encontré este quiz que es sumamente breve y subjetivo, pero da una idea.

Para P:
1. ¿Qué tan energético eres? ¿Qué tan fácil emprendes tareas, afrontas proyectos?
2. ¿Qué tan flexible te consideras? ¿Qué tan fácil te adaptas a situaciones nuevas?
3. ¿Qué tan dispuesto a enfrentar los cambios eres? ¿Qué tan fácil te es empezar desde cero?
Sumar los valores y dividir entre tres. Anotar.

Para E:
4. ¿Cómo te sientes con tu salud?
5. ¿Qué tan seguro físicamente te sientes en tu entorno actual (familiar, laboral, social)?
6. ¿Qué tan libre te ves? ¿Qué tan capacitado para tomar tus propias decisiones estás?
7. ¿Qué tan satisfecho con tu situación financiera te encuentras?
8. ¿Cómo te ves a nivel social? ¿Qué tan satisfecho con tu círculo de amigos estás?
9. ¿Cómo te sientes en el aspecto amoroso? ¿Las relaciones sexuales?
Sumar los valores y dividir entre seis. Anotar.

Para A:
9. ¿Qué tanto puedes depender de los demás cuando necesitas ayuda?
10. ¿Qué tanto los demás pueden depender de ti cuando necesitan ayuda?
11. ¿Cómo te vislumbras en tu entorno social? ¿Eres líder? ¿Creas opinión?
12. ¿Cómo te sientes con tu vocación u oficio principal?
13. ¿Qué tanto tiempo libre dedicas a tus hobbies?
14. ¿Cómo consideras que vas en tu plan de alcanzar tus metas?
Sumar los valores y dividir entre seis. Anotar.

Ahora debes tener tres números, P, E y A. Basta sustituir en la fórmula y obtendrás el índice de tu felicidad.

Obviamente, esto es más que nada un ejercicio autoevaluativo y debe ser revisado regularmente.

A mí me dio ahora mismo: 66.32

La Iglesia de Santa Bárbara

La Zona Colonial de Santo Domingo es el más antiguo asentamiento europeo en las Américas. Los primeros caballeros en Santo Domingo se preciaban de ser muy religiosos y forzaron a los nativos locales (llamados Los Taínos) a ayudar en la construcción de muchas iglesias y capillas a lo largo de la nueva ciudad. La de Santa Bárbara está entre las más viejas iglesias de América y sin dudas es una de las más hermosas. Está localizada en la parte norte de la vieja colonia, en la cima de una colina que solía dominar la vista del pueblo y el río Ozama. Sin embargo, hoy día Santa Bárbara está cerrada (los vecinos del sector me dijeron que están remodelando su interior desde hace varios años). Al frente de Santa Bárbara encontrarán un bello parquecito. El lugar está rodeado de polvo y basura, por lo que traté de capturar un poco del ambiente.

Esta es una foto panorámica creada a partir de tres tomas, una de las hojas, la del medio con el cuerpo de la iglesia y la superior con el campanario y el cielo. Utilizando la herramienta de Clone en Photoshop eliminé una serie de alambres de electricidad que se encuentran frente a la Iglesia.

14 abril, 2006

...¡Ay... m'engañán!

Miren qué tripeo, me acabo de dar cuenta de que es mentira que nuestro paisaje tiene apenas un 7% de gente caucásica (léase blanquitos con pedigree puro). Nooooo, si nosotros somos como Suiza o Noruega, ¡estamos cundíos de gente blanca, de ojos azules, verdes o grises! ¡Aquí no hay personas con el pelo tipo brillo de alambre para guayar calderos!

Y más aún, las mujeres en mi país son todas unas megamamis, no hay chicas gordas, no hay viejas arrugadas, no hay mujeres con la boca torcía ni los ojos viraos. Y para colmo, toditicas son solteras y tienen una mirada de "yo-toy-jorni-papi" y se les nota que están dispuestas a hacer más piruetas en la cama que las que hace Rambo (el perro viralata de Pequeño) cruzando la Duarte con París a la hora del moro.

Somos un país dichoso, y nosotros no nos damos cuenta. ¡Carajo, qué ingratos somos! Tan incapaces de ver nuestra dicha, que ni siquiera en nuestros periódicos ni en nuestros montones de websites y blogs nos hemos dado por enterados. ¡Qué ciegos somos! Pero yo... este cacho de bloggero, sin querer y sin proponérmelo, ¡hoy he encontrado la clave! Hoy descubrí que somos una mina de belleza y que el próximo verano vamos a ganar Miss Universo, Miss Mundo, Miss Yaniqueque, Miss Tolín, Miss Terio, Miss Mogolpe y Miss Graña.

Estaba yo consultando uno de esos websites que se autodenominan como "educativos" y sobre temas de "seguridad" para ver si encontraba un serial para una aplicación que compré legalmente pero que fui tan imbécil de botar el serial original (yeah right). De repente, cuando me presentaron los resultados, me salió un banner vertical a la izquierda mostrándome tres fotos al azar de CHICAS DOMINICANAS, ¡y de ñapa viven cerquitica de mi casa!

Me quedé asombrado al ver a esas tres preciosuras y más aún al ver que MissButerflai está viviendo en Gazcue, y otra llamada SmartArtGirl de 21 años tiene su casita (seguramente cayéndose a pedazos) en Villas Agrícolas... Ambicioso como todo hombre, quise estar seguro de que no era un truco y refresqué la página, y como somos un país repleto de mujeres tipo los catálogos de Victoria's Secret, en el segundo pantallazo me topé Funngirlhottie21, que para mi sorpresa y alegría vive en el Ingenio Nuevo de San Cristóbal. ¡Coño, qué suerte! Miré más para abajo y me encontré con Sexyeroticlady, que con apenas 20 añitos tiene unos ojos preciosos ¡y vive en Cancino! ¡¡LA CREMA!!

Mis sorpresas no cesarían, pues además de ver ese despliegue de belleza que vive en las narices de mi ciudad y yo no lo sabía, también me di cuenta de que hay muchos sitios que no conozco de mi ciudad, como el barrio Reventón, donde vive Submissive3180 y el sector de La Montosa donde reside Littlemissi2.

¡Estoy encantado! Aunque claro está, estas diligencias mías son para mis amigos, porque no tengo necesidad de conocer esas chicas... aunque me causa curiosidad ir a visitar a AsianLady27, ya que ella es una chica de Hoyo Oscuro.




La verdad es que si todos fuéramos estúpidos y nos dejáramos llevar por la publicidad ridícula y hasta engañosa que hacen algunos anunciantes con tal de engatuzar a los compradores, la frasecita esa de "¡Ay, m'engañán!" sería todavía más popular de lo que es.

Lo grande es que hay gente aún que cae en esos cuentos burdos... Yo no me opongo a que engañen a las personas que caen en esos disparates. Si no son capaces de discernir un engaño a partir de elementos tan jalados por los moños, creo que está bien que los tripeen por completo... ¡por idiotas!

13 abril, 2006

I want a BMW

Anoche iba manejando de regreso a mi casa cuando dejó de llover. Estaba en ese momento en la Avenida Alma Máter, la cual recientemente fue renovada con la construcción del Boulevard del Estudiante cerca de la más antigua Universidad de América, la UASD. De repente me pareció que el reflejo de las luces de neón en el pavimento húmedo me producían una cálida sensación y me detuve a tomar algunas fotos. Al final, la que más me ha gustado es esta debido a la "perspectiva de hormiga" que tiene desde la calle.

PS: Y sí, quiero un BMW para que esta foto se vea más atractiva :)

12 abril, 2006

Luperón sin espada

Esta es una de esas fotos que me produce un poco de vergüenza publicar. Y sin embargo, es un reflejo de nuestra realidad como "sociedad moderna", por lo que en aras de que aprendamos cómo somos, la presento.

Esta estatua representa al insigne prócer dominicano General Gregorio Luperón. Está ubicada justo al frente del famoso Monumento a la Restauración en Santiago de los Caballeros.

Lo penoso de la gallarda estampa es el hecho de que la espada original del General Luperón fue robada hace algunos meses, y en su lugar las autoridades apenas se han ocupado de colocar una vara de metal que dista mucho de asemejarse al arma gloriosa con la que nuestro Luperón restauró la independencia que hoy disfrutamos todos los dominicanos -incluyendo a los que robaron la espada.

¡Cosas veredes, Sancho!

Amo este amor



Yo amo este amor que descalzo me desanda
y que enerva la callada sinfonía de mis latidos

Amo este amor de niño que con su piel viste mi alma
destrozando con su luz mis oscuros gemidos

Yo amo este amor que canta con amapolas en su voz
en el que sereno abrevo el pretérito de mi sed

Amo este amor que despierta la mujer que habita en mi
que sabe tocar mis cuerdas en dulce melodía

Amo este amor que trae el alba a mi madrugada
que se cuela cual bella primavera de mis días

Amo este amor que hace que se mueran mis otoños
que zarpa de mis senos y atraca en mi vientre

Amo este amor que despierta la noche que duerme en mi cintura
que me despoja la culpa y me desviste el pudor

Amo este amor, sin tiempos vestido de eternidad...
y amándolo amo el amor que me da lo que doy

Amo este amor que le teje las alas a mi silencio
y amándolo me encierro en su blanca libertad

Amo este amor que olvida el final en mi almohada
y amándolo encuentro mi feliz perdición

Soledad y El Mamey

****

Quienes conocen a esta exquisita poetisa y escritora de la vida digital, que escribe bajo el pseudónimo de Soledad, la han visto plasmar sus creaciones en foros como Rincón Dominicano y Dominicana en el Net. Este pequeño texto fue un bonito invento que produjimos en complicidad Soledad y yo el año pasado.

Un día Soledad y yo chateábamos y ella me propuso escribir juntos algún poema. Yo asentí pensando que sería algo a futuro, pero su próxima línea fue: "Yo amo este amor que descalzo me desanda" y me pidió que continuara. Así. En frío. Sin calentamiento. Sin preámbulos. Sin la visita de esa musa escurridiza que a veces llega y puebla mi cabeza de ideas. Y el resultado fue el texto que acaban de leer. Los versos en rosado son los de ella, y los azules son los míos.

Quiero que Soledad y yo volvamos a escribir. Me encantó la experiencia, y su torrente de metáforas me resultó un oásis de belleza. ¡Maestra, cuando tú quieras!

11 abril, 2006

Absolut Bonche

Los planetas se alinearon. Las nubes se escondieron. Las almas se dispusieron a vestirse de risas y sonrisas, y dejaron atrás los aperos del amargo trabajo que día a día se les encarama en los hombros.

9 de abril. Santiago de los Caballeros. La llegada de una forista al país fue la excusa. Al mismo tiempo, ella fue la promotora. La cómplice de todos y la anfitriona de un grupo que se esfuerza en ser más que foro, familia.

Sí, una familia que tiene alegrías y algunos piques que como siempre se solventan por chorritos y nos vamos depurando en el crisol de la paciencia y la tolerancia de nuestras individualidades dispares. Y funcionamos. A tropezones a veces, pero funcionamos.

9 de abril. Y cuando rayó el mediodía nos confundimos entre bachatas, pizzitas, zambullones y más de trescientas fotos que quedan como testigos de nuestro carnaval de colores patrios, porque la República Independiente y Soberana de Jodonia se había dispuesto a pasar un día de Chercha.

Fue un bonche fríamente calculado. Nada faltó, nada sobró. Oh, sí, quizás faltaron algunos foristas que no lograron acudir... o quizás sobraron abrazos por repartir. O tal vez, quién sabe, si las fotos provocan sonrisas y "envidia buena" en mucha gente, sea signo inequívoco de que ni siquiera los ausentes faltaron, sino que todos estuvimos, a coro, en coro, por el bien del coro.

Es bueno estar de vuelta.

¡Hola Jodonia! ¡Qué bueno que tenemos memoria digital! (requiere suscripción gratis a ImageStation)

08 abril, 2006

El Montro

Hace ya casi dos años que es el responsable de mi cabellera y cómplice de mi candado. Su nombre es Ennys y desde hace un buen tiempo es mi peluquero. Lo conocí un día por pura casualidad.

Desde hacía tiempo me recortaba el cabello en la peluquería de El Nacional de la Núñez de Cáceres, pero como me mudé y cambié de empleo, me quedaba demasiado lejos ir hasta allá. Además subieron la pelada como si la tijera se moviera con petróleo de Texas y las navajas afeitadoras fueran compradas en Euros.

El caso es que un día andaba yo con una moruza de casi dos meses, indeciso de a quién confiarle mi corte. Estaba por la Sánchez y de repente miré a la derecha y como aparecido por arte de magia vi un pequeño local con dos sillas de peluquero. Fiel a mis corazonadas me estacioné y entré al sitio. Es un cuartito diminuto donde apenas cabían las sillas, un radio con salsa eterna de la buena y una neverita donde reposaban las frías del día.

No sé qué fue lo que dije, pero sé que estaba algo nervioso. Era la peluquería más humilde a la que había entrado, pero el coro entre Ennys y su compañero fue un tripeo. Ennys interpretó mi cabezota con una maestría impresionante y desde entonces me trasquila una vez al mes.

Lo lindo del caso es que vine a saber que se llamaba Ennys como a los seis meses. Yo siempre le he dicho "El Montro", y así me ahorraba el lío.

¡Helo aquí en plena faena! Montro, tas en Interné!

Chichigua


Volar cometas es un pasatiempo popular en Primavera, cuando los vientos se fortalecen y escasean las lluvias. Nosotros conocemos diferentes tipos de cometas. La que he fotografiado es una de tipo industrial, pero los dominicanos construimos una amplia gama de cometas a partir de pendones de caña de azúcar y papel vegetal, a las cuales llamamos "chichiguas". Pero en realidad, para un niño pequeño, cualquier cosa que vuele y pueda controlar con un cordel de nylon es una chichigua. Al colocar el viejo Obelisco (hoy día dedicado a las Hermanas Mirabal) procuré dar un poco de perspectiva y sentido de libertad.

07 abril, 2006

Afeitada mañanera


La vieja Zona Colonial de Santo Domingo es riquísima en personajes tan diversos como inverosímiles. Mientras transitaba por la Arzobispo Portes en mi auto, alcancé a ver a este anciano, que iba afeitándose su canosa e incipiente barba tan plácidamente que parecía la cosa más natural del mundo. No tuve tiempo de hacer más que un disparo pues de inmediato el anciano entró a una casa cercana y no volvió a salir. Lamentablemente, no pude hacer un enfoque nítido del anciano, dada la prisa.

05 abril, 2006

Peldaños



Una historia al fondo de la escalera se aburre mientras espera a que alguien ausculte su miseria. Con suerte su tratamiento será barato. Con demasiada suerte, apenas gastará en remedios caseros. Pero con o sin suerte, su suerte está al acecho, mientras cuece el tiempo su sentencia y los gastados peldaños firman como testigos del anónimo drama. Fotografía tomada en un hospital de la ciudad capital.

04 abril, 2006

Ojo de pez urbano

"Objects in mirror are closer than they appear" dice la frase preventiva que es, como otras tantísimas, un reconocimiento a la estupidez humana. Y en este espejo de ojo de pez, los objetos están realmente mucho más cerca de lo que podemos imaginar. Una foto experimental, o lo que es lo mismo: tomada nada más para ver qué tal salía.

¿Cuál película de horror eres?

Hice este quiz y resulta que soy
The Craft
Toda tu vida te has sentido diferente. Sabes que eres diferente, y por esa razón rompes los moldes y te importa un carajo lo que otras personas piensen sobre ti. Tú eres tú, eres orgulloso, eres un poco... excéntrico podría decirse. Y sin embargo, eres mucho más interesante de lo que la mayoría de las personas lograrán percibir. Mantente siendo tú mismo, sin importar si a los demás les guste o no.

Traducción libre mía del resultado que es:

Your whole life, you've felt different. You know you're different, and that is why you break away from the norm and don't give a shit what other people think about you. You're you, you're proud, you're a bit... weird might I say? but you're far more interesting than most people will ever percieve. Keep being yourself, whether people like it or not.
Lo más ápero es que NO he visto esa película NUNCA... déjame comprarla en BitTorrent o eMule.

03 abril, 2006

Por si acaso me pongo estúpido...

Las espinillas y la caspa son dos de las vainas que más odio en la vida, y las dos las relaciono con la "edad del pavo", ese tiempo en que no somos ni carajitos ni gente grande, pero queremos privar en adultos sin guayar la yuca como hacen los infantes. Y bueno, que asigún he leído estas dos jodiendas de la pubertad en realidad pueden surgir a cualquier edad debido a razones tan variopintas como simplemente un período de mucho estrés.

¡Tremendo! ¡Ya encontré la razón por la que tengo el caco cundío de caspa! Y es que en las últimas tres semanas he estado en un verdadero patín, recorriendo muchos kilómetros de ese salpicón de tierra que llamamos Patria por el trabajo de investigación que estaba realizando. ¡Tengo caspa marca Trinergia!

Bueno, ¿pero qué hago entonces con la nevada que cargaba a cuestas? Resulta que la esposa de mi socio tiene un salón de belleza donde van las mujeres popof a hacerse por 1000 pesos lo que antes hacían en el lavadero de su casa ellas solitas. Mi amiga me ha dicho que tiene "la solución" para mi desagradable problema de caspitis aguda, y puso en mis manos dos recipientes de una marca que en mi vida jamaninunca había visto. Y con precios que jamaninunca espero volver a ver. "Tú usas este primero y te lo dejas un rato, te enjuagas la cabeza y después usas el otro" fue lo que me dijo.

Casi 900 pesos después agarré para mi casa con mis dos potes de vaina, confiando simplemente en que con eso se me irá la mardita caspa. Yo estaba medio dudoso de aplicarme la pócima mágica porque como que no creía mucho en eso, pero na... aproveché que me tocaba baño ayer y procedí a usar el dúo dinámico anticaspa.

Cuando agarré el primero de los dos potes y eché un poco en mi mano, lo primero que noté es que parecía una mezcla de Fab Multiactivo con la pasta dental de Amway (¿Glister es que se llama?). Tenía un color azul ocre y se veían muchos pedacitos de dos tonos más de azul. Froté la emulsión en mis manos y pude percibir claramente que los pedacitos eran grumosos. ¿Serán ablandadores o estregadores azules como los del detergente ese? Pensé que el producto estaba vencido y verifiqué que estaba en fecha hábil. Entonces, por primera vez, leí las instrucciones de un shampoo. ¡Increíble!
Nota de la redacción: En la foto hemos difuminado (sí, busqué esta palabra en el diccionario) el nombre de los productos, para evitar que nos caiga arriba la
dueña del salón de belleza.
El pote del primer paladín anticaspa decía que tenía que aplicarse con la cabeza en seco. ¡Diablos, esto sí es raro! Y lo peor es que ya yo tenía la azotea enchumbada de agua. Seguí leyendo y ante las específicas instrucciones, preferí dejar para después el tema del tratamiento ese, así que me bañé normal y fue hoy cuando volví a enfrentarme con el par de potezuelos.

Esta vez, con mi cabeza muy seca, releí el primer pote y procedí a embarrarme el cabello con el contenido grumoso raro ese. No pasó nada, así que me enjuagué bien las manos y procedí a bañarme normalmente dando tiempo a que Batman hiciera su trabajo antes de que entrara Robin a cerrar.

Mientras me enjabonaba un sobaco sentí una pequeña mordida en la sección occipital (otra que busqué en el diccionario) del caco. Despues otra, en otro lado. Y una más. Eran pequeñas punzadas, pero empecé a imaginarme que tenía la cabeza cundía de micro-pirañas que estaban dandose una jartura de toda la caspudia vulgaris que tenía acumulada.

Me comencé a sentir como una olla de cocaleca mientras empiezan a saltar los granitos de maíz. Diablo, esa vaina taba cabrona de verdad... De repente la imagen del desembarco de los aliados en Normandía me vino a la cabeza y pensé que todos los pedacitos fuerte azul que tenía la jodienda esa eran como soldados tipo Rambo on steroids que estaban acabando con todo lo que tuviera parecido con un pedazo de caspa.

"Diablo, esta vaina no relaja!" pensé para mis adentros mientras veía que aún faltaba un minuto de los cuatro que pedía que uno dejara el combate antes de ahogarlo. "...pero... ¿y si me quedo calvo?" de repente pensé porque aquello parecía que me estaba arrancando los cabellos de raíz.

Así que me metí en la ducha y le di un zambullón a toda la refriega, dejando mi cabeza como un Waterloo craneal. Tomé el segundo pote de la vaina esa y me lo apliqué esperando que fuera más benévolo. Procedí a darme mi segunda ronda de jabón Kinder de eucalipto y dejé que el Robin de la ecuación hiciera su parte del trabajo. Sentí un agradable frescor en el caco, como cuando uno se bebe un vaso de agua después de masticar una menta Halls de las azules. Pero me dio la impresión de que el frescor era demasiado fresco y de nuevo me asaltó una duda...

"¿Será que esa vaina me está comiendo el cráneo?!" y me toqué para estar seguro. Aún estaba ahí, pero si ese shampoo tiene el poder de masacrar la caspa de manera tan inmisericorde, no dudo que sea capaz de penetrar en el hueso del cráneo... así que por si acaso de repente ustedes notan que me estoy poniendo estúpido (o más estúpido de la cuenta), ¡NO COMPREN ESTE PRODUCTO! (Aunque a ese precio, hay que ser medio estúpido de por sí para comprarlo)...

PD: Creo que el poder matador del primer pote además de masacrar la caspa sería capaz de eliminar una jauría de ladillas si se aplica la mezcla rarosa en la zona adecuada. Y no, yo no tengo de esos pajaritos. Es sólo que la piquiña que dio al menos asusta.

2PD: No creo que lo anterior sea buena idea en realidad. Es posible que el calembo después no quiera funcionar.

...y después dicen que no hacen daño...

Yo no soy muy amigo de los juegos en computadora. Apenas soy bueno en Zuma y Chuzzle, y no he terminado ninguno, y en Age of Empires era bueno con los persas... Ah, y siempre me ha gustado jugar Hearts, especialmente la versión de Hardwood Hearts de Silvercreek.

Pero miren este chamaquito alemán tratando de jugar Unreal Tournament.



Any questions?

Alumbrado gris


Día gris. Lluvia gris. Luz gris. Era como si todo estuviera condenado a ser una foto en grayscale de Photoshop. Y así, hasta el poste de alumbrado era gris. Salpicado de grises gotas de agua gris. Todo gris. Pero era lo único gris.

¿De quién he aprendido?

Leyendo un post del blog de mi querida amiga Traviesa, me encontré con una idea muy noble: ¿De quién aprendes?

Todos somos el resultado de millones de experiencias que cada segundo nos van forjando un poquito a la vez. Sin embargo, a pesar de que nos pasan infinidad de cosas fortuitas, a lo largo de la vida solemos tener personas que ejercen una fuerte influencia en nuestro carácter (y esto aparte de nuestros padres, que desde siempre suelen ser los primeros moldeadores del carácter). Estas son algunas de las personas que me han enseñado diversas cosas a lo largo de mi existencia.

José Alcántara Almánzar. Poeta y escritor, catedrático y hombre de una sensibilidad literaria que sorprende por diversa y profunda. Durante los cinco años que trabajé junto a Bernardo Vega, el Licenciado Alcántara Almánzar fungió como corrector de estilo de los escritos de Vega. A mí me tocaba transcribir los textos de Vega con un dictáfono desde las grabaciones que él realizaba, y el documento se le enviaba a Alcántara, quien lo devolvía con un sinfín de anotaciones, correcciones, re-redacciones, y lo maravilloso era que junto con cada anotación suya incluía la regla gramatical en la que basaba su corrección. Sin lugar a dudas, yo le debo a José Alcántara Almánzar la amplitud de mi vocabulario, la fluidez de mi redacción, y la invaluable habilidad de hilvanar ideas de manera coherente. ¡Gracias, Maestro!

Gladys Yunes. Fue mi profesora de Historia y Geografía en el Colegio San Judas Tadeo durante toda la secundaria. Era una mujer muy correcta y muy entregada a su clase, aunque pocos la tomaban muy en serio. Tenía ya más de 20 años impartiendo docencia cuando dejé de verla, y como de eso hace ya más de 20 años, supongo que ya no ejerce, y quizás haya fallecido. Sin embargo, fue una muy influyente persona en mi vida, porque siempre insistía en que había que buscar "la razón de las cosas". Esa era su frase más vehemente, con la que despertaba el gusanillo de la curiosidad en mí. A Doña Gladys le agradezco mucho haber sembrado en mí esa curiosidad de explorador, que tanto bien me ha reportado.

Manuel Matos. Maestro de Redacción de Textos Discrusivos en el Colegio Cooperativo Fernando Arturo de Meriño de UNAPEC, que era como el "Ciclo Propedéutico" que dan en algunas universidades como la PUCMM. "El Magistrado" como yo le decía siempre, era un señor muy normal. Nunca fue estridente, y aunque era dueño de un vozarrón portentoso, sólo una vez lo escuché utilizarlo a cabalidad, y fue con fines didácticos. Matos era una persona muy inteligente y sin dudas me ayudó mucho a vencer el temor a hablar ante grandes audiencias. Era un mago de la oratoria y un genio improvisando ideas. El Magistrado, sin dudas, fue siempre mi orador favorito, y era una maravilla estar en su clase escuchándole hablar con profunda propiedad de casi cualquier tema.

Mendy López Senior. Don Mendy, el narrador oficial de la Cadena de Radio de las Águilas Cibaeñas, ha sido desde siempre un ejemplo a seguir para mí. Quizás parezca raro que yo diga que un narrador ha influido en mi vida, pero la verdad es que cuando pienso en personas que me han marcado tan fuerte, el nombre de Don Mendy aparece siempre. Y es que Don Mendy López no es simplemente un narrador de las incidencias del partido entre las líneas de cal, sino que yo lo veo como un poeta del béisbol. Me impresiona muchísimo la manera en que logra describir todas las incidencias del partido, y cómo puede estar atento a cada detalle del juego. Y lo hace siempre de una forma clara, precisa y sumamente animada. Es una antología de ilustraciones sobre el béisbol, un verdadero maestro de la narrativa instantánea. Con Don Mendy he aprendido a dibujar con palabras lo cotidiano de cada día.

Carmen Nova. La misma Carmen Nova que trabajó varios años en el Listín Diario haciendo su nombre una leyenda, y que luego se fue a Nueva York donde se graduó de la Escuela de Diseño de Parsons. La misma Carmen que ha diseñado algunos magníficos websites como Altos de Chavón, Ellen Tracy, New York Blood Center, entre otros. Yo, el inepto que no sabía dibujar ni un círculo calcando un medio peso... Yo, el tarúpido que ni siquiera sabía decir cuáles eran los colores primarios... Yo fui enviado a una "pasantía" en el Listín Diario y Última Hora, donde conocí a Carmen, quien entonces estaba encargada de diseñar la portada del desaparecido vespertino. Carmen no podía estar tranquila, vivía dibujando todo el tiempo en todas partes, y yo me quedaba asombrado, viendo cómo un simple papel en sus manos pasaba a ser un rostro triste, una sonrisa etérea, una caricatura que ella llamaba "Novita" o alguna figura abstracta. Y aún así, Carmen guardaba espacio para asombrarse cuando yo entretejía dos versos, y decía que mi "don" de escribir era maravilloso. Y así, con ella aprendí que el mayor don que puede tener una persona que posee un talento, es ser humilde y aplaudir el talento de los demás. Hace tiempo perdí el rastro de ella, y me temo que quizás no fue buena la manera en que dejamos de vernos, pero definitivamente, Carmen marcó mi vida en esos días en que me maravillaba de su arte y ella elogiaba mis escritos.

Sugel Michelén. Pastor de la Iglesia Bíblica del Señor Jesucristo, a la que pertenecí durante varios años y a la cual aún me siento de alguna forma relacionado. Y más que al Pastor Michelén, quizás debería pensar en todo el cuerpo pastoral de esa institución, debido a que a lo largo de los años, ellos han dado muestras más que fehacientes de ser un grupo de hombres muy serios y responsables con sus creencias y principios. Personas íntegras, es lo que pienso que son ellos. El Pastor Michelén, en particular, ha sido desde siempre alguien a quien me ha encantado escuchar. Es cierto que desde hace años estoy alejado de ese ambiente, pero sigo recordando su apego a los principios en los que cree, y su incansable lucha para ser más parecido a Jesucristo cada día.

Hay muchas más personas, que quizás sin saberlo, dejaron una huella en mi vida. Una huella duradera y aleccionadora. Estas que he mencionado son sólo algunas, que he recuperado de mi memoria con el propósito de hacerlas estandarte de mi agradecimiento.

Gracias a Dios que cruzó mi vida con las de estos maravillosos seres humanos, quienes con sus grandes o pequeñas acciones han ayudado a forjar mi persona, quienes quizás sin saberlo, son mis callados héroes. A ustedes y a muchos más, les debo quien soy hoy día.

¡Gracias!

02 abril, 2006

Out Of Order


Anoche por primera vez me sentí realmente "viejo" aunque quizás sólo estaba falto de un par de tragos. Una amiga de Sarah ayer estaba de cumpleaños, y nos invitó a pasar un rato junto con ella en un conocido bar/café/lounge (o para ser más breve, una simple brincoteca) así que allá nos apersonamos cuando el can estaba en sus buenas.

Yo he confesado en muchas ocasiones (aunque quizás esta sea la ocasión en que lo hago más público) que a mí no me brincaron cuando era chamaquito, por lo que mis habilidades para mover el cuerpo de manera rítmica son muy limitadas. Crecí siempre con ese "cuco" que me azotaba las tripas cuando llegaba la hora del bailoteo, y aprendí a escurrirme hacia una esquina discreta, a ir al baño, a "salir a tomar aire fresco" o a inventar cualquier excusa para evadir verme en medio de una pista de baile siendo el cuerpo discordante entre la convulsa coreografía de anatomías que se zarandeaban de allá para acá poseídas por los más primigenios espíritus del atabal.

Simplemente mi ADN tiene malogrado el gen del ritmo. Claudia García, una maravillosa persona que conocí hace ya algunos años, se forjó la misión de contagiarme su versátil don de dar pasitos de todo tipo con gracia y salero, y sucumbió después de algunos exhaustivos intentos. Aún cuando nos escribimos o hablamos me dice "Hola, Cruce de Ocoa" en referencia a mi incorregible manía de convertir mi pie derecho en un segundo pie zurdo y cruzarme los pasos yo mismo como intersecciones de confusión.

Y no es que le tenga miedo a bailar, pero lamentablemente mi estatura de casi dos metros me hace el centro de atención en la mayoría de los lugares donde voy simplemente por el hecho de aparecer... mucho más si trato de mover los pies cayéndole atrás a La Langosta de Amarfis. Así que quizás mi miedo es más a ser blanco de risas soterradas de los que han sido más bendecidos por Solfea, la Diosa de la Clave y el Ritmo. Y sí, sí, yo he leído ese asunto de "Baila como si nadie te estuviera mirando", muy bonito y todo, pero no way, no me sale eso de bailar algo que no sé bailar.

Todo esto viene a cuento porque anoche, en el cumpleaños de la amiga de Sarah, me vi rodeado por un mar de cuerpos que se movían a diferentes velocidades, ritmos y secuencias, pero todos al compás de la misma música. Y yo quise moverme discretamente en la seguridad de mi mosaico, tan sólo para dar la impresión de que no era una de las figuras decorativas del lugar. Pero más nada.

De repente, me sentí totalmente fuera de lugar, ajeno y distante. Mi subconsciente empezó a reírse mientras veía alguna que otra chica moverse como un gusano del flamboyán al que le echas sal. Y a decirme calladamente "sí, pero tomarías tú poder hacer esos movimientos... al menos con la ropa puesta".

Y entonces, me di cuenta de que tengo casi 38 años, o sea, casi 40 años. Y me sentí viejo. Injustamente viejo. O quizás convenientemente viejo, para sepultar bajo esa excusa mi arritmia corporal, y ponerla como pancarta en mi frente cuando de bailar se tratara. "Lo siento, yo no sé bailar esas cosas modernas, lo mío eran merengues de los años '80"... y rogar al cielo que el DJ no se le ocurriera ofrecer un set con Bonny Cepeda o Los Hijos del Rey. Lo malo es que esa es una excusa muy pendeja, sobre todo cuando recuerdo un viejito casi momificado que estaba en la boda de Anny Reyes y Ricardo Cordero, el año pasado en Santiago... ese señor, primo hermano de Tutankamón, bailó hasta al ritmo de los tenedores a la hora de la comida...

Pero nada... esperemos que logre vencer ese demonio pronto. No será el primero que domino. Y quizás sea de los últimos en sobrevivir mi cumpleaños 38. ¿Dónde es que enseñan a bailar salsa en 24 horas?